Crear un ambiente seguro en una escuela puede significar diferentes cosas para diferentes personas. La seguridad es principalmente una experiencia percibida, además de ser referencial, para una comprensión común de las amenazas ambientales. La interacción entre el poder, la vulnerabilidad y la subjetividad presenta a las escuelas un desafío único y complejo en lo que respecta a mantener seguros a todos los estudiantes. Sin una comprensión sólida de lo que hace que las escuelas sean inseguras, las observaciones generales pueden usarse para afirmar que las personas universalmente se perciben a sí mismas como seguras en las escuelas.
Por ejemplo, las diferencias raciales entre el alumnado y los educadores pueden no parecer a primera vista puede parecer de no ser una amenaza para la seguridad; sin embargo, muchos residentes del área metropolitana sugieren que DPS, con más del 70% de estudiantes de color y solo alrededor del 30% de maestros de color, puede causar que los estudiantes se sientan alejados de su escuela. En última instancia, crea un entorno que se siente inseguro para estos estudiantes. Según varios alumnos y profesores, no ver caras como las suyas puede ser una fuente de ansiedad e incomodidad para los estudiantes y el personal. Una ex-alumna de piel negra enmarcó su experiencia de esta manera: “Yo si recuerdo lo intimidada que me sentía cuando una mujer blanca mayor se me acercaba para hablarme sobre algo. Podría ser sobre cualquier cosa, pero cada vez… me asustaba tanto, y tenía tanto miedo de haber hecho algo malo, incluso si no hice nada malo. He estado reflexionando mucho últimamente y no me di cuenta de cuánta ansiedad me causó más adelante en la vida el haber estado en ese sistema.”
Las relaciones raciales en los Estados Unidos están íntimamente conectadas con las relaciones de poder, y los estudiantes son capaces de comprender e interpretar esas dinámicas a medida que evalúan su propia seguridad. Como señaló un educador de piel blanco, “los estudiantes de color nunca se sentirán seguros cuando estén en un sistema donde el 70 por ciento de sus maestros son mujeres de piel blanca. Podemos leer todos los libros y estar tan “woke” (alerta a la injusticia en la sociedad, especialmente al racismo) como podamos, pero no es lo mismo.” Las interacciones dentro de las escuelas pueden hacer que los estudiantes converjan estas experiencias con otros encuentros con instituciones diseñadas para vigilarlos y monitorearlos a ellos y a otros como ellos. Un ex alumno dijo, “es como la forma en que hablan, a veces te hablan en un tono degradante y es aterrador e intimidante, especialmente también al crecer en el sistema de inmigración dónde está lleno de, ya sabes, gente de piel blanca que perpetúa los sistemas de abuso a mi familia morena.”
La dinámica racial y las experiencias de vida anteriores también pueden determinar la forma en que los estudiantes y el personal docente se relacionan con los esfuerzos realizados para establecer una sensación de seguridad dentro de la escuela, como la presencia de los Oficiales de Recursos Escolares (SRO). Algunos profesores actuales y ex alumnos informaron tener una relación muy positiva con los SROs, mientras que otros sintieron que su sola presencia era una fuente de miedo y ansiedad. Como señaló un ex alumno y actual padre de familia de DPS, “mi reacción inmediata… cada vez que la policía está cerca, nunca me siento seguro. Me pongo físicamente tenso. Él [un oficial] estando allí, sentí como que me estaban observando.” Por otro lado, quienes tuvieron experiencias positivas con los SROs notaron que los oficiales estaban bien integrados a la dinámica social. Un ex alumno de DPS cuenta, “tuve que pensar antes de darme cuenta de que ‘oh, sí’, teníamos SRO porque no tenían esa vibra de policías fornidos en absoluto. Eran geniales, en realidad eran hombres y mujeres de piel negro, y la gente era realmente genial con ellos. Durante el almuerzo, por ejemplo, verías a muchos de mis compañeros de clase ir a hablar con ellos y bromear. Se notaba que en realidad no estaban allí para vigilarnos, solo estaban allí para protegernos en caso de que algo sucediera. Estoy de acuerdo con que los SROs estén en las escuelas sí tienen esa capacidad.” En parte, estos oficiales presentaban una especie de familiaridad a los ojos de los estudiantes lo que los llevó de ser figuras reguladoras distantes , a ser vistos como adultos solidarios y alentadores en la escuela.
Una educadora señaló que, dada la posibilidad de que se produjeran situaciones peligrosas dentro o fuera de la escuela, la presencia de los SRO creaba una mayor sensación de seguridad para ella. También comentó que los estudiantes a menudo no tenían claro por qué los SRO estaban allí en primer lugar. Este escepticismo creó una sensación de estrés y ansiedad entre los estudiantes. ¿Estaban allí para protegerlos de amenazas externas o para buscarlos y vigilarlos? Parece que a menudo hay una falta de transparencia en torno al papel de los SRO, especialmente en lo que respecta a sus relaciones con los estudiantes. Un ex alumno del DPS declaró que entre heredar el conocimiento cultural sobre la policía, combinado con varias malas experiencias con la policía, ha desarrollado una desconfianza rotunda de los oficiales y sus intenciones. Se imagina que muchos estudiantes como él tampoco pueden percibir que estas figuras de autoridad están allí únicamente para mantener la seguridad.
Los adultos en las escuelas encargados de mantener seguros a los estudiantes a menudo se sienten abrumados y sobrecargados, lo que hace que algunos de esos esfuerzos para fomentar la seguridad sean contraproducentes. Por ejemplo, una estudiante notó que se sentía más cómoda tratando con una terapeuta que era una mujer de color. Sin embargo, en su escuela solo había un consejero de piel negra, y eso hizo que la demanda de su tiempo fuera más allá de su capacidad. Un tiempo de espera prolongado hizo que algunos estudiantes renunciaran por completo a buscar servicios de salud mental y causó que otros se preocuparan de no poder recibir el apoyo que necesitaban.
Varios maestros estuvieron de acuerdo en que los estudiantes incorporen el trato de los profesores en su comprensión de la seguridad. ¿Cómo podrían los estudiantes entenderse a sí mismos como seguros, si aquellos en posiciones de poder son maltratados y rutinariamente se sienten en peligro? Hablando sobre el maltrato a los docentes en DPS, un ex educador de DPS comentó, “no solo me perjudica a mí como adulto, sino que los niños se dan cuenta de eso, y luego les estás enviando ese mensaje, ya sea que lo digas descaradamente o no, que esa persona que se parece a mí no es valorado, entonces yo tampoco voy a ser valorado.” DPS ha mostrado una incapacidad crónica para reclutar y retener maestros de color. Esto se debe en parte a la incapacidad del distrito para brindar una sensación de seguridad a estos educadores.“Muchos educadores d BIPOC (persona de piel negro, indigena y persona de color) cambian de trabajo porque no se sienten seguros, no se sienten apoyados, no se sienten vistos, no sienten lo que tienen que compartir o su experiencia su culturaes relevante o es apoyada y empiezan a encogerse y tardan un año en hablar… esa seguridad psicológica también está muy presente en mis pensamientos”, continuó.
Los docentes no son las únicas figuras adultas cuya falta de seguridad afecta profundamente a los estudiantes. Muchos miembros de la comunidad del área metropolitana destacaron que las formas en que se trata a las familias de algunos estudiantes pueden contribuir a que los estudiantes se sientan inseguros en las escuelas Debido a cosas como las barreras del idioma, algunos padres son descuidados y aparentemente considerados indeseables por las escuelas. Estas dinámicas pueden generar malestar e incomodidad en las familias con relación a las escuelas, lo que tiene consecuencias en la percepción de seguridad para los estudiantes. Como señaló un educador, “si los padres no se sienten seguros, entonces los niños realmente no se sienten seguros en la escuela. He estado pensando en eso porque vengo de un entorno multicultural bilingüe… específicamente con niños multiculturales, descuidamos mucho a los padres. Siento que es algo que debe priorizarse con las preocupaciones de seguridad.” Los estudiantes a menudo notan estas señales sobre cómo se hace para que sus padres se sientan desconectados de la escuela y que, a su vez, puedan hacer que “se sientan no incluidos o que no pertenecen.” Señaló que tener un diálogo positivo con los padres, especialmente frente a los estudiantes, hizo que los estudiantes estuvieran más relajados, cómodos y comprometidos.
Una estudiante contó que después de ser puesta en clases de ESL, perdió su acento, lo que cambió permanentemente su relación con su familia. “Ya no poder comunicarme con mi familia de la misma manera, también ejerce presión sobre la forma en que mi familia me ve como Mexicoamericano; lo cual es un problema muy grande independientemente del sistema educativo. Desearía que en la escuela me permitieran hablar español, y en la escuela tuvieran traducciones al español para mis padres.” Ella cree que la brecha en la accesibilidad hizo que sus padres no asistieran a eventos académicos y sociales en la escuela, como actividades deportivas y conferencias de padres y maestros. Encontrar escuelas antagónicas puede provocar que los estudiantes se sientan inseguros y no deseados en sus aulas. Un estudiante señaló que se sentía insegura porque su profesor de estudios sociales no dejaba de decir “cosas racistas.” El maestro parecía tener una extraña obsesión con África, y en un momento puso la controvertida película The Gods Must Be Crazy para la clase sin una justificación razonable.
Incluso sin una amenaza inmediata, los elementos estructurales y sociales de las escuelas pueden hacer que los estudiantes se sientan inseguros. A veces los estudiantes no se dan cuenta del impacto que la inseguridad puede tener en su bienestar hasta mucho después de que el daño ya está hecho. Si las escuelas van a ser espacios que impacten positivamente en el bienestar general de una comunidad, parece que deben estar seguros para todos los involucrados.